miércoles, 18 de enero de 2012

Hoy


Estos días grises que estoy viviendo, a pesar del soleado verano de Buenos Aires, me motivan, a pesar del dolor, a buscar respuestas.
La terapia, la religión, un amigo entrañable y leal, un desconocido autor de libros de autoayuda, un médico cordobés que conozco a través de su blog espiritual, etc.
Soy tan suceptible a lo que me dicen, que puedo ser feliz con una sonrisa, como llorar, por una mala mirada. Qué tontería hacerme problemas por lo que piensen, digan o hagan los demás!
Pero soy así, y debo trabajar en eso, para no caer en cuestionamientos, dudas, incertidumbres.
La terapia me permite, mirarme desde afuera, desde alguien que no me conoce y habla sobre lo que interpreta de mis relatos. Me ayuda.
La Fe..... mueve montañas,¡ como no voy a esperar, con esperanza, que Dios obre en mi corazón, saque todo lo feo que hay y se instale allí, para transformar el orgullo en humildad, ( yo también me podría equivocar), mi ira( solo me sirve para lastimar y no remediar nada), mi dureza y rigidez de principios( parece que mi "blanco"-"negro", es muy dificil y tengo que ver los matices del gris), mi desilusión ( problema mío de creer que todas las personas son buenas, valiosas e incapaces de lastimarme), mi tristeza ( no la puedo manejar, no depende de mi voluntad ni de mi razonamiento) y todo lo que no me permite tener paz en mi corazón.
Mi amigo entrañable, me manda un mensaje hoy, cuando más lo necesitaba.cómo supo? creo que su cariños hacia nosotros. Y me calmó el corazón.
El autor del libro de autoayuda, me escribe sobre situaciones reales, que logran resolverse con voluntad y ejercitando algunas recetas prácticas y sencillas.
El Dr. de Córdoba, va a rezar por nosotros y me escribe con su cuentito didáctico:
Dice así:
Un perro acostado
lloraba sin cesar. Un turista curioso, le preguntó al dueño del perro, cual era
la causa de semejante llanto.
El dueño miró al turista y le dijo:“El suelo, que es de
madera, tiene un clavo salido y mi perro se acostó sobre
él““¿Y por qué su perro no
se mueve del lugar?” - preguntó el turista con mucha
curiosidad.
El dueño del perro miró al turista fijamente y exclamó:
“Lo que pasa es que el
clavo no le pincha lo suficiente y por pereza no se
mueve”.--

Este relato breve pero
impactante por su gran verdad, se aplica a muchas personas que están viviendo
una situación o estado no deseable, por la sencilla razón de NO HACER NADA por
remediarlo.-

Espero no hacer lo del perro. Espero que me pueda levantar del piso y sacarme el clavo. Espero que la herida sane pronto. Espero volver a sonreir ,y vivir el resto de la vida, agradeciendole a Dios, lo que tengo , lo que tendré, lo que me permita crecer luego de las tormentas. Ya que luego de ellas, el sol es más radiante y las flores más fuertes y perfumadas.