Creo haber dicho que el corazón es bastante raro, cuánto más amás, más amor hay, más grande se hace.
El corazón debe ser elástico, flexible, se agranda con cada amor, solo se achica en los dolores.
Pero la vida nos regala cada día un momento de alegría, satisfacción, tranquilidad; aunque sea en pequeñas cosas, cuando estamos atentos y las vemos.
Otras veces, le felicidad nos hace desbordar. Todas las cosas importantes y hermosas que nos pasan, a veces nos dejan sin palabras.
Una nieta.
Sí. Nació Delfina. Su carita redonda, asomando debajo de un gorrito blanco, sus ojos achinados y la emoción de los padres y abuelos cuando la vimos salir de la sala de parto, el no saber mucho qué decir o qué hacer...
Solamente gracias a Dios!
Por la vida, por la familia por el amor.
Un amor indescriptible, que mide 50 cm. y que pesa 2.750ks. Que recién conozco. Que no me conoce. Con una mamá muy joven que se portó como una reina! Y es toda una madraza!
Qué misterio tan grande este de los hijos y los nietos.
Me impacta mucho una nueva vida, pero más me emociona ver a mi pequeño hijito, siendo papá. Sus gestos similares a los nuestros, sus palabras iguales a las que escuchó, su ternura recién descubierta, su responsabilidad y compromiso con su familia. Esta trascendencia de padres-hijos-nietos me colma el alma, porque miro para atrás y me pregunto: ¿ cómo lo hicimos? ¿Qué hicimos? Qué loca nuestra historia que empieza con dos casi adolescentes que empezaron a caminar juntos y a mirar para adelante, con nuestros más y nuestros menos( que fueron la mayoría) y que hoy, tienen la dicha de una familia hermosa, unida por mucho cariño y cada día más grande con la llegada de un nuevo miembro al" círculo".
Delfina, nuestra pequeña, mi bella Delfina, ruego para que Dios te cuide y te acompañe, que cumplas tus deseos y seas feliz!
Te amo!!
tu abuela