Asi como un brote, estalló la vida.
Rompió la fuente,
dolió el desgarro
y lloró conmovida.
Floreció ruidosa
la niña esperada
y floreció la madre
que aún no sabía
cuánto podía amarla.
Y el pelo y sus ojos,
cual ramas, retoños,
dan savia nueva
y verde esperanza.
Un lazo de acero y miel.
Un lazo de seda y calor
una madre, una hija, una mujer.
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