El apodo surgió con mi marido, no sé si es por lo que grita( en el fútbol) o porque juega como "un perro"( en el fúbol)
Pero todos los varones de la familia son conocidos como " el perro".
Y éste es el cachorro.
Tenía 34 años, cuando el médico me dijo" vas a ser una madre añosa".
No creía ser merecedora de ese título, pero hace 24 años era así.
Hoy la mujer es madre casi hasta los 50 años.
Pero creo, que Dios en su infinita sabiduría, nos hace ser madres jóvenes porque sabe la difícil tarea que nos va a tocar desde el día del parto en adelante, y cuenta con todas las fuerzas de nuestra juventud.
Las preocupaciones,el esfuerzo, el cansancio, vacunas y ortopedias, hasta reuniones con maestros, examenes,peleas y llantos estarán intercaladas con la alegría, las emociones, el gozo y la ternura de un hijo.
Y es tan grande el corazón humano, y en especial el de las madres, que,(ya lo he dicho alguna vez),cuanto más amor dá, más amor tiene.
Y así ocurre con un nuevo hijo.
Es distinto, y parecido; es único, y de la familia.Faltaba él, a pesar de que ya estabamos todos.
Habían pasado más de 14 años de mi primer embarazo y fué igual en ansiedad y esperanza, pero más sereno y gozoso por la experiencia ya adquirida.
Y antes de empezar el otoño llegó. Fede. Tan pequeño, tan chiquito, que hubo que comprarle ropa especialmente, porque lo que habíamos tejido le quedaba muy grande!
Para los hermanos fue una fiesta, un regalo, casi un juguete.
Cómo lo cuidaron y como me ayudaron!
El hermoso hijo pequeño de ojos claros.El único de la familia.
El benjamín o "junior", como le dice el papá.
El que nos acompaña en esta etapa del nido casi vacío, el artista, el músico.
El que a pesar de tener una sensibilidad increible, demuestra poco sus sentimientos, acompaña y comparte desde sus silencios. Y sabemos que está.
Siempre a nuestro lado, aunque se ría de nuestras discusiones tontas e interminables, el que cuida la casa cuando nos vamos, el que asume las responsabilidades del trabajo familiar y que nos auxilia con el MP3,la compu y el celular .
Falta poco para que vuele solo. Ya está listo. Ya es grande .
Y nuestro hogar será un verdadero nido vacío.
Pero ha valido la pena vivir lo que hemos vivido y comenzar otra etapa.
Distinta.
Serena.
Nostálgica, pero no triste.
Agradeciendo a la vida, todas las vidas que nos permitió formar y este último retoño que nos regaló, al llegar el otoño, que hoy está pleno, fuerte y hermoso( soy la madre!) y diciendole a nuestros hijos, que como aves que vuelan por el mundo, saben, que el nido está aquí. Estamos papá y mamá, hasta cuando Dios quiera.
Te amo Fede
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