..así se decía antes cuando alguien se despedía.
No lo digo habitualmente.
Lo que siento:
entereza, fuerza espiritual, templanza, fortaleza.
Palabras que tratan de explicar muy vagamente, lo que siento al despedirme de mis amores. Pero no son ellos los que realmente siento. Son la fachada. El maquillaje.
Porque una nostalgia anticipada me inunda el corazón, una triste ternura y un doloroso desgarro, serían más fieles expresiones de ese momento.
Con su cabecita agachada, metida bajo mis brazos, me envolvió la cintura y con su voz gorda me dijo:
-" Te quiero abuela, y aunque te vayas, yo te sigo queriendo igual. Hasta el cielo!"
Cómo voy a llorar? La ternura amortiguó el dolor y sus ojitos un poco apagados me dieron fuerzas para sonreir. él le prometió al papá que no iba a llorar.
Con la nena fué distinto.
La catarata de lágrimas fue difícil de calmar.
-Si llorás, la próxima vez me voy a ir a Groenlandia de vacaciones!- dije- intentando cambiar el clima.
Cuando nos miramos, es tanto el amor, tanta la ternura que me despierta, que no necesitamos hablar mucho. Nos tenemos, nos sentimos unidas por un lazo indestructible y para siempre. Estoy segura que al otro día reiniciarían el ritmo normal del día sin los abuelos, y todo volvería a la calma.
Antes de partir, los fuí a ver cómo dormían.
Mañana será otro día.
Cómo voy a estar triste, me digo, si los he visto y disfrutado tanto!
Pero no siempre logro consolarme a mí misma.
Los hijos, los nietos, se viven desde las entrañas; en la piel, son oxígeno; y cuando nos alegran, inundan el alma, y cuando sufrimos, quedamos en carne viva.
Gracias a Dios, otros besos y otros abrazos nos esperan.
A veces pienso que Dios sabiamente, me regaló la posibilidad de varios hijos y nietos, porque ya sabía, que cuando empezaran a volar y formaran nuevos nidos, mi destino sería visitarlos a todos.
Aunque siempre tengo la ilusión de que, alguna vez, nos reunamos todos juntos en nuestro nido.
2 comentarios:
Como ya sabrás a mí en cambio las despedidas me cuestan, me invaden el cuerpo y no puedo articular palabra. Se me llenan los ojos de lágrimas, se me cierra la garganta y no puedo decir lo mucho que los quiero, lo feliz que soy de verlos compartir hermosos momentos con mis hijos, sus nietos. No hay nada que me llene el corazón tanto como ver a mis hijos felices y ustedes consiguen que lo sean.
Cuando nos despedimos no consigo decirles GRACIAS por haberme aceptado plenamente en la familia desde el primer día, por confiar en mí. Por recibir cada noticia con alegría, por apoyarnos siempre. Por dejarnos volar, equivocarnos, crecer.
Gracias por haber traido al mundo a un ser tan maravilloso, mi hombre.
Y gracias porque a pesar de la distancia los sentimos cerca.
Los quiero mucho, son mi familia y doy gracias a Dios por ello.
Todo esto estaba en el abrazo de "Hasta la vuelta" de hace unas semanas y estará en todos los abrazos que sigan en el futuro en los que seguramente no podré arrancar esas palabras de mi boca, pero espero les llegue desde mi corazón. BESOSXXX Mariana
Bueno, definitivamente no puedo leer este blog en el trabajo.. las lagrimas me llenan los ojos y se me hace un nudo en la garganta. Simplemente estoy de acuerdo al 100% con lo que escribes mami, te agradezco de corazón como compartes estas cosas "especiales" tan propias de nuestra familia desde hace unos años con ese toque que le pones que me encanta... Gracias Mari también por tu comentario. Las quiero
VICKY
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