lunes, 24 de marzo de 2008

hembra, dije

Tal vez hemos perdido el rumbo. Esto segura de que lo hemos perdido.
La mujer de ayer, con toda seguridad aceptaba la vida con esa sencillez y tranquilidad que le daba el saber, simplemente que otra cosa no había.
Ser hija, ser esposa, ser madre...... y era eso.
Y muchas habrán sido felices.
Muchas pensaremos" Qué poco..., que nada.
Hoy las invito a mirar a nuestras abuelas y no sé si todas pensarían así.
Yo recuerdo a las mías.
Una, descendientes de vascos. Rubia, blanca , regordeta y dulce... muy dulce. Nos peleabamos los nietos para quedarnos a dormir con ella una noche. Nunca la vi triste, ni cansada, ni amargada o con estrés.
Tuvo diez hijos y muchos nietos. Cuando murió, la lloramos porque esa pérdida nos iba a marcar mucho a todos.
Mi otra abuela, criolla, petisa,(como yo), alegre, movediza,(como yo),con una gran energía y fortaleza ante los dolores no fue del todo feliz. Pero salió adelante con mucho trabajo, como pueden las grandes almas solitarias y acorazadas ante el dolor y las pérdidas.
Luego hablaré de las madres, pero quisiera envolverlas a todas en la definición de :"hembra"
Significa hueco,receptáculo, espacio interior.
Su cuerpo fue creado con suavidades, curvas y ternuras. Para recibir, para consolar y abrazar.
Y veo a mis abuelos en esas definiciones.
Creo que cumplieron su misión.
Fueron mujeres del siglo pasado, casi de hace dos siglos.
Vamos a repensar juntas, como va la mujer desde aquellos tiempos hasta hoy.
Recordás a tus abuelas? Contame
Cheli

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Sí, yo también recuerdo a mis abuelas. Una era tana. Se vino de muy joven con sus dos hijos (una de 5 años y uno de 3, mi papá) huyendo, como todos los inmigrantes en ese momento, de una guerra despiadada y de un futuro "sin futuro". Mi abuelo ya se había venido antes así que ella hizo todo el viaje, que duró más de un mes, sola con los chicos. Llegó a un lugar del que no conocía nada, ni su idioma ni sus costumbres. Nada. Y sin embargo, salió adelante. La recuerdo con su pelo blanco y su acento tano que no perdió nunca. Saliendo en pleno invierno, con temperaturas bajo cero, en enagua y una toalla al hombro a peinarse con agua de lluvia que juntaba en una especie de barril. Y nunca tuvo ni siquiera un resfrío!! Tenía casi 95 años cuando murió y aún hoy la sigo escuchando renengando con las bromas que le hacíamos con mis primos. Mi otra abuela era bajita, flaca y no se quedaba quieta ni un minuto. Era un cascabel. Siempre maquillada y arreglada. Nunca la íbamos a ver desprolija. A pesar de todos sus dolores (vió morir a 4 de sus 5 hijos y a su marido) nunca perdió sus fuerzas. Además, tenía pensamientos muy modernos para su época. Por ejemplo, estaba a favor de que la mujer trabajara y estudiara y que no se pasara todo el día en la cocina. Siempre la recuerdo como una persona alegre y compinche. Cuando falleció (tenía 93 años) me dí cuenta de que la iba a extrañar mucho. Y así es. Las extraño mucho a las dos y lo que más aprendí de ellas es que nunca hay que dejarse vencer por las adversidades. Una sobrevivió a una guerra y se adaptó a vivir en un país extraño sin parientes ni amigos y la otra se repuso a la pérdida de sus hijos y de su marido. ¿Cómo no voy a admirarlas? ¿Cómo me puedo quejar ante un problema que creo grave cuando recuerdo por todo lo que pasaron ellas? Y en épocas en las que no existían ni Internet ni celulares ni ninguno de los otros "adelantos" que nos trajo el nuevo siglo. Esas eran mis abuelas y estoy muy orgullosa de ellas.
Inés Paz

Anónimo dijo...

Bien Gra, me sorprendiste con lo rápido que ejecutaste tu proyecto y la valentía para ponerlo en marcha, te felicito y estoy muy orgullosa de ser tu amiga !!!!!!!!!
Abuelas eran las de antes..., no lo se? Se que la mujer de antes aceptaba quizás con amor o tal vez con resignación sus responsabilidades y enfrentaba la vida con agallas y voluntad. Hoy la mujer es muy distinta, mejor o peor?, no lo creo, sino adaptada a sus propias rejas de ser esclava de su propio desconformismo y competencia por un lugar que no cambio salvo en apariencias. Hoy pareciera estar a la par, pero en realidad esta cubriendo un montón de lugares y probablemente ninguno bien. Espero que Dios nos ilumine para poder ver cual es el mejor lugar.
Besos !!!!!!!!!!!!!!

Anónimo dijo...

Hablar de mis abuelas... A mi baile me han llamado... simplemente las definiría con una palabra: AMOR. Seguramente multiplicada infinitas veces: AMOR, AMOR, AMOR.....
Una de ellas sufrió tanto a través de enfermedades propias y familiares, muertes, pérdidas y situaciones que me desde mi lugar de madre hoy, me llevan a comprender sus silencios, su ausencia y ese dejarse llevar por el mundo sin demasiada pasión. De pequeña la juzgaba mucho pero crear mi propia familia me hizo respetarla y amarla por todo lo que sufrió. Mi otra abuela fue mi TODO durante muchos años, tanto que la consideré siempre mi madre. Su ejemplo fue su entrega. Ella seiempre estaba dispuesta a servir. Esa palabra la definiría por sobretodass las cosas SERVICIO y justamente eso es lo que creo que nos falta asumir y poner en práctica a muchas mujeres. No un servicio que nos esclavise sino al contrario, un servicio en el amor que nos libere, que nos hace felices. Porque no hay nada mas lindo que como Hermbras, como Mujeres, como Madres, Esposas, Abuelas nos entreguemos a nuestros seres queridos. Eso nos hace plenas.
Mis abuelas han sido pilares irremplazables en mi vida y las llevo conmigo siempre. Me gustaría que conozcan a mis hijos. Las imagino llamando a mi hija por mi nombre, en diminutivo, asi como por error "Vení Marianita" porque se me parece bastante y porque la amarían al primer instante.
También imagino las peleillas con mi hijo, y ellas dándole los gustos para que no se enfade. Amarían a mi marido porque el las seduciría con sus piropos y ellas responderían cocinandole su comida favorita.
Realmente sería maravilloso compartir una tarde con ellas y mi familia. Ella saben que estan siempre conmigo y yo siempre estaré con ellas.
MARIANA.