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El murmullo de la sala es monótono, monocorde.
El movimiento contínuo de personas que entran y salen , me marea.
Los niños chiquitos lloran, los niños más grandes gritan, corren y piden que les compren algo.
El personal atiende por inercia; no es atento, pero tampoco desatento.
Están ahí, explicando quinientas veces el mismo tema: llenar un formulario.
Desorientados consultan a los que están en la fila, y luego se colocan al fondo, casi en la otra cuadra!.
Hay expertos e inexpertos.
Tímida una mamá con su bebé en brazos, no se anima a acercarse al oficial para pedirle que le permita entrar, yo la incentivo a hacerlo y gana unos cincuenta lugares en la fila.
La señora con bastón blanco es ayudada por un joven amable; sí, los hay.
Hay personas de varias nacionalidades.
El aire se vuelve pesado, recién me puedo sentar, y tomo un poco de agua, que por suerte compré antes de entrar. Ya hacen 2 horas que llegué. Mi número : 653, están llamando al número 330!
PACIENCIA!
Es la palabra que estaba escrita en el papelito que me tocó, cuando eleimos el regalo para el Niño Jesús que le hicimos en esta Navidad.
PACIENCIA!
Hay que esperar. Van por el nº 530, falta menos.Estoy aburrida. Estoy cansada.
Y lo peor es que no se termina hoy...
faltan 40 días para tener mi PASAPORTE
y peor aún!.... no sé cuándo lo podré usar!!!!!